Que estamos en el tiempo de lo efímero está visto. Gran parte del entretenimiento que hemos consumido durante las últimas décadas no está pensado para perdurar en nuestros recuerdos ni en el tiempo: películas, series de televisión, radio, música o contenido de otros medios como posts en redes sociales. Y sobre estos últimos voy a reflexionar hoy, si me lo permitís los tres lectores que quedáis leyendo este blog.
A veces parece que se nos olvida que las redes sociales tienen casi siempre un stream como centro. Twitter y Facebook, por ejemplo, no son sino streams interminables que vamos filtrando: por usuarios seguidos, un usuario concreto, un hashtag… El caso es que, sea lo que sea, funcionamos siempre en torno a streams y, con el paso del tiempo, esos streams (que además suelen estar llenos de ruido) hacen cada vez más difícil encontrar un contenido concreto.
Eso está muy bien para contenido efímero, porque realmente nos da igual lo que pasó ayer en Twitter. Pero cuando queremos buscar contenidos concretos por importantes, las redes sociales en ningún caso son adecuadas, sobre todo cuando las herramientas de búsqueda son insuficientes (y no se me ocurre cómo podrían ser mejoradas).
Os pongo un ejemplo práctico. Como puede que sepáis, formo parte de una asociación dedicada a la investigación, preservación y difusión del folklore del pueblo del que vengo. Tenemos página Web (que, como podéis imaginar, he hecho yo como buenamente he podido). Y en esa página Web es donde vamos catalogando y publicando nuestro contenido (vídeos en YouTube, fotografías autoalojadas, etcétera), organizado por tags (localización y temática) y temporalmente.
Eso hace sencillo, por ejemplo, buscar los vídeos de las actuaciones que hicimos en otros años, o en localizaciones concretas. Publicar los vídeos en YouTube y ponerles títulos y descripciones apropiadas también permite hacer búsquedas y que sea posible encontrar los vídeos. Eso sería totalmente imposible si utilizáramos Facebook para publicar los vídeos, como están haciendo cada vez más personas.
¿De qué vale grabar vídeos que luego simplemente publicamos en Facebook y enterramos en meses y años de otros contenidos, sin siquiera describirlo? Haciendo esto únicamente damos un entretenimiento efímero para quien en ese momento lo encuentre en su stream, pero imposibilitamos que el futuro pueda encontrar ese contenido. Y si nuestra misión es precisamente preservar y difundir, tenemos que asegurarnos de que nuestro contenido tiene que ser accesible en el futuro, y que sea sencillo encontrarlo.
El post en Facebook de hoy será irrelevante e inencontrable el año que viene.
La fotografía es mía, de una visita que hice el año pasado a la Cascada del Caozo. Sé que no tiene mucho que ver, pero stream también significa arroyo, y me gustó la fotografía 🙂
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