Una reflexión que tengo con cierta regularidad es cómo ha cambiado la tecnología respecto a hace quince años, y sobre todo cuánto ha impactado este cambio en nuestra vida diaria. Y estoy seguro de que muchos de vosotros entonces érais capaces de intuir, con mayor o mayor precisión, que la tecnología hoy iba a ser algo parecido a lo que en realidad es.
(Sí, a toro pasado todos somos videntes).
Ya tenía un móvil razonablemente inteligente en mi poder (si no recuerdo mal andaba con un Nokia E51), y podía intuir que cada vez los móviles iban a hacer más cosas de las que hacían entonces (también en 2007 estaba presentándose el iPhone; no hacía falta ser un lince). Tenía una conexión telefónica sin cables en cualquier parte de mi pueblo y WiFi en algunos sitios, y podía intuir que con esa conexión poco a poco podría ir haciendo más cosas. Había Internet en casa y era mera cuestión de tiempo que fuera cada vez más rápido (de hecho por aquel entonces ya estaba acelerándose). Todos estos son avances incrementales, aunque con revoluciones en productos y tecnologías de por medio (y, claro, con mucho dinero invertido).
Lo que reconozco es que cada vez me cuesta más imaginar hacia dónde vamos. Veo avances e innovaciones muy variadas pero me cuesta imaginar un mundo que las integre. Por ejemplo, el metaverso me cuesta verlo como algo que de verdad pueda llegar a aportar algo a mi vida, aunque, quién sabe, igual en unos años acabo trabajando en una oficina virtual, con otros avatares de otras personas en otras localizaciones.
Por supuesto no le quiero quitar valor a todo lo investigado, construido, producido y lanzado en estos años pasados. Ha sido fruto de un esfuerzo enorme por parte de profesionales muy cualificados y cada mejora y cada error son necesarios para construir lo siguiente. Por mucho que sean cosas que ahora vea como lógicas o inevitables; por ejemplo, por más que ahora se pueda ver lógico poder hacer videollamadas en cualquier momento y casi en cualquier lugar, la primera vez que lo pude hacer lo vi como algo absolutamente mágico.
¿Tenéis alguna lectura al respecto para intentar ayudarme a imaginar (o a crear) el futuro?
(La imagen superior es una imagen generada con Dall·E 2, precisamente un avance que no habría conseguido imaginar hace unos años.)