Etiqueta: Posts largos

  • ¿Múltiples blogs?

    ¿Múltiples blogs?

    Si me leéis un poquito a lo mejor os suena que, además de este sitio Web, tengo algunos otros. Al que le hago más caso es a mi blog sobre música folk (el blog con el nombre más imaginativo del país: Música folk).

    Pues hoy me he encontrado dos notas reflexionando sobre si tiene sentido tener más de un lugar donde publicar contenido. Está esta de jrn.sh y esta otra de Kev Quirk donde acaban llegando un poco a la misma conclusión: no hace falta tener más de un sitio, y además merece la pena concentrar todo el contenido en un único sitio (sobre todo si ese sitio ofrece RSS por categorías y cosas así).

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  • Cómo uso Pocket Casts como mi propio canal de radio

    Cómo uso Pocket Casts como mi propio canal de radio

    Mi relación con los podcasts es… intermitente. Hay épocas en las que paso varias horas al día escuchando y hay épocas donde ni me acuerdo de mis suscripciones. Lo que no ha cambiado desde hace nueve años es la aplicación que utilizo para escucharlos: me compré Pocket Casts para Android hace muchísimo tiempo, compré el acceso a la webapp (en aquel momento se pagaba aparte en un único pago) y me la volví a comprar cuando me pasé a iOS en 2017. Os podéis imaginar que estoy contento con ella.

    Por el camino he probado otras apps y aunque no he encontrado ninguna de la que pueda decir que es mala sí que me he encontrado algunas que no se ajustan a mi modo de escuchar los podcasts. A lo mejor con alguna modificación de mi flujo de escucha hubiera podido pasarme a Overcast o a Apple Podcasts, pero en realidad en Pocket Casts tengo lo que más me gusta: una cola de reproducción que se autorellena.

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  • Máquinas de escribir

    Máquinas de escribir

    De pequeño tenía acceso a dos máquinas de escribir de dos familiares. No eran mías pero en realidad no importaba, porque yo podía utilizarlas, o sea, jugar con ellas. Y con el paso del tiempo, tras varias mudanzas y habiendo empezado a prestar atención a otros juguetes (por ejemplo, un ordenador) acabé extraviándolas y las dejé de utilizar. Hoy hace muchos años que no uso una máquina de escribir (es 2024; no es tan extraño).

    El tema es que creo que escribir en un dispositivo dedicado únicamente a escribir tiene cierto sentido. He mencionado en algunas ocasiones la intencionalidad de una acción y de las herramientas utilizadas para llevarla a cabo. Podemos hacer muchísimas cosas con un ordenador o una tablet: ver películas, escuchar música, leer libros… Pero también es sencillo distraerse y acabar haciendo la nada más absoluta. Por ello algunos tenemos un reproductor MP3 o un altavoz en casa para escuchar música, o preferimos ver películas en un televisor, o leemos en libros o en lectores de libros electrónicos que sólo sirven para leer libros (y para vendértelos; esto es otro tema). Y escribir es también una de estas acciones.

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  • Estático

    Estático

    El HTML es para siempre, ya lo dije. Y esto me hace pensar que, aunque técnicamente la herramienta que uso para manejar y publicar mi blog personal lo que haga sea generar HTML al vuelo, en realidad también me añade una dependencia que no tengo claro si quiero tener. Sobre todo cuando la dirección de la herramienta no tiene por qué acercarse a la dirección con la que yo entiendo la Web (últimamente he estado leyendo cosas sobre Matt Mullenweg y sobre cómo se hacen algunas cosas en Automattic que no sé si me gustan). Y en este espíritu y acercándome al de la web sencilla me he planteado si podría migrar mi sitio Web a uno totalmente estático. Ya tengo mi (desactualizada) bitácora de desarrollo generada con Hugo e incluso, tras trastear un poco, llegué a una primera versión de un sitio Web que me podía gustar, incluso migrando las entradas que tengo publicadas ahora mismo en este sitio Web. Sería un sitio Web inmune al futuro, baratísimo de hospedar (gratuito en muchos casos) y con el que a priori podría llegar a encontrarme cómodo. Además asumiendo mucho control sobre todo lo que ocurre en él. No obstante esto lleva consigo varios cambios importantes que no sé si me terminan de gustar. (más…)
  • Cambiar de aires

    Cambiar de aires

    Hoy me he tomado el día libre en el trabajo para hacer unos recados fuera de mi pueblo, y tengo mucho tiempo para hacer. Y he decidido hacer algo que en Madrid hacía muchísimo y que por aquí no hago tanto: venirme a una cafetería a echar el rato. He desayunado y ahora estoy escribiendo esta nota rodeado de gente que tiene sus conversaciones, hace sus cosas, viene y se va a sus trabajos o a la universidad. Qué maravilla, añado, lo de tener una conexión a Internet de alta velocidad en casi cualquier parte.

    El ruido debería aturdirme, porque hay mucha gente hablando a la vez, pero sin embargo me inspira, no necesito ponerme los auriculares ni nada parecido. Total. Salvo cuando alguien arrastra un taburete, porque tienen las patas metálicas y el sonido es bastante desagradable. Cuando vivía en Madrid solía hacer lo mismo; vivía cerca de la Glorieta de Quevedo, así que me iba al Starbucks que hay en su salida con la calle Fuencarral a pasar el domingo, sentado en una silla, escribiendo y tomando un café decente. El café de Starbucks es decente, no hace falta ponerse snobs. Aunque ahora me estoy tomando un café que me parece bastante mejor.

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  • He tenido que tocar al pájaro

    He tenido que tocar al pájaro

    Una de las cosas que se me han quedado grabadas, según he ido creciendo, es que nunca hay que tocar a los pájaros volandones. Cuando te encuentras un gorrión pequeñito en el suelo, agazapado o correteando y aleateando de un lado a otro, lo que hay que hacer es dejarlo tranquilo, que los padres no se van a acercar al pájaro mientras tú estés revoloteando por ahí.

    Pero he tenido que romper esta regla hoy, hace unos momentos. Tengo un gurriato volandón en mi patio, se ha debido caer de algún nido que debo tener en el tejado o en el de un vecino, y cuando he salido a regar las macetas se ha metido zumbando para dentro de la casa. Y dentro de la casa sí que lo iban a perder de vista sus padres.

    He intentado sacarlo sin tocarlo, pero cuanto más lo intentaba más adentro se metía, y ha llegado a un punto en el que se estaba metiendo en el hueco de la escalera que tengo lleno de trastos, y no me apetecía que se quedara ahí atrapado o hacerle daño al sacar los trastos para sacar al pájaro. Así que he tenido que agarrarlo con la mano y sacarlo otra vez al patio.

    Allí se ha quedado agazapado debajo de un canalón; supongo que tiene que recuperarse del susto que debe ser que un bigardo 50 veces más grande que él lo agarre y lo mueva de un lado a otro. Eso sí, no ha llegado a piar.

    Lo que sí he hecho ha sido dejarle un recipiente con agua, un plato viejo. No creo que lo use, pero yo que sé, me sabía mal que no tuviera agua a mano si tenía sed. Hace bastante bochorno. Si no se la toma el pájaro, el saltarrostros que he visto por las paredes dará buena cuenta de ella. O se evaporará o algo. Qué le voy a hacer.

    Más información valiosa en este artículo de la web de SEO Birdlife. Especial atención al caso de los vencejos.

    Foto de Sergio Otoya en Unsplash