La principal experiencia frustrante a la hora de usar un altavoz inteligente (o conectado) es que no te entienda. Y por desgracia hay gente a la que les resulta demasiado familiar. En general los sistemas de reconocimiento de voz no terminan de entender bien ciertos acentos, y en mi caso lo estoy sufriendo experimentando cuando le pido artistas o canciones.
Esto me ocurre incluso con artistas que usan palabras que no son necesariamente extranjeras, como Acetre. Y es extremadamente frustrante, porque al final desisto de pedirle de voz este contenido. Lo único bueno es que todos mis altavoces Amazon Echo aparecen en Spotify como dispositivos Spotify Connect, pero realmente empiezo a pensar que realmente la parte de asistente de voz no es tan importante como llegué a pensar cuando estrené el primero de los altavoces que tengo por la casa.
(En otro momento habrá que hablar de la experiencia multiplataforma y multidispositivo de Spotify, que me parece uno de sus principales factores diferenciales como plataforma.)
De hecho esta experiencia multiplataforma es la que, al menos mientras mis altavoces sean Amazon Echo, hace que no pueda ni plantearme dejar de usar Spotify. A pesar de que otros servicios de música tienen una skill publicada en la tienda de skills, como Apple Music, Deezer o la propia Amazon a través de Amazon Music, precisamente el hecho de que no me entiendan cuando les pido música hace que, para mí, sean inútiles, porque al final acabo siempre manejando la reproducción desde el móvil.
Y no estoy seguro de si puedo enviar la música desde la app de Alexa, pero no me parece la mejor experiencia. En el reproductor Web de Amazon Music, por ejemplo, no tienen un botón para enviar a un dispositivo; Apple Music solo contempla altavoces AirPlay (y Chromecast si lo usas en Android). Una experiencia como la de Spotify, que me permite enviar a cualquier altavoz mi sesión de reproducción completa, con su cola de reproducción, no la da nadie más, al menos con Alexa.
De hecho, y esto va a quedar ya para otro artículo, uno de los principales desafíos que tiene Amazon es convencernos de que Alexa es algo más que un simple altavoz con conexión a tu servicio de streaming preferido. Por eso estoy convencido de que deshabilitar los micrófonos resulta incómodo para muchos usuarios (no puedo dormir con un dispositivo con un anillo rojo iluminando el dormitorio). Algo ya hablé con Eva Rodríguez de Luis en este artículo de Xataka de hace unos meses.
Reconozco que me resulta agradable tener una micropantalla contextual encima del escritorio, eso sí, con mi calendario y/o la música que estoy escuchando, o solo con la hora. Aunque creo que Amazon tiene un desafío gordo intentando evitar que sus altavoces terminen siendo meros clientes de Spotify Connect, porque me da la sensación de que es el único uso de verdad que hago de esto.
Google Home y Amazon Echo, un año después: éste es el uso que les estoy dando (xataka.com)
En cierto modo me conformaría con que un altavoz de este tipo tuviera un menú para seleccionar lo que quiero escuchar en ese mismo dispositivo (¡incluso preferiría una pantalla que no fuera táctil, sino controlada por diales analógicos!). Por esto me gustan las radios WiFi: porque no necesito nada más para reproducir lo que me permite. Pero esto queda también para otro post.
Imagen superior por Tony Webster en Flickr. Segunda imagen por Waldemar Brandt en Unsplash.
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