Hoy he terminado la primera (y hasta el momento única) temporada de la serie Kidding, protagonizada y producida por Jim Carrey. Y no suele ser habitual que os hable aquí de una serie, pero es que no es tan habitual que una serie me remueva y me genere tantos sentimientos como esta. Me ha pasado con Bojack Horseman y con algún episodio de Big Mouth, y con pocas más, que yo recuerde.
Voy a intentar hablaros de la serie sin destripar nada. Y vaya por delante que yo no soy un seriéfilo, no entiendo de series y que veo lo que me va cuadrando, sin más.
Empecé la serie pensando que, siendo de Jim Carrey, sería algún tipo de comedia. Y la serie tiene sus escenas de risa y de carcajada, pero realmente es un drama: Jeff Pickles es un hombre atormentado, al borde de un abismo del que intenta escapar permanentemente a base de amor y sonrisas, y que no hace sino llevarse palos a lo largo de toda la serie.
Y a pesar de asumir que la serie gira en torno a Jeff Pickles (el personaje que interpreta Jim Carrey), el resto del reparto tiene también bastante profundidad, sus propias historias y sus propios dramas. Y es de agradecer.
No quiero contar mucho más para no destripar ninguna de las historias de la serie, pero sí que os diré que cada capítulo es un escalón más arriba con respecto al anterior, y que particularmente los dos últimos me han dejado con la boca abierta. Totalmente abierta.
Si tenéis posibilidad, vedla. La podéis ver de manera normal en Movistar Series, y si no, pues ya sabéis.
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