Hace poco estaba navegando por el catálogo de Prime Video, uno de los servicios de vídeo bajo demanda que tengo, y me empecé a sorprender porque empecé a ver películas recientes con actores bastante conocidos, al menos en el microuniverso de la comedia española, pero de las que no había oido una sola palabra en ninguna parte.
Voy a mencionar concretamente a «Desmadre incluido» porque es la que vi en aquel momento, pero hay más títulos como «El Club del Paro». Esta nota, que conste, no es una crítica de la película ni de ninguna otra; voy por otro lado, y es preguntarme por qué una película que incluye a medio reparto de la principal comedia televisiva española actual («La Que Se Avecina») ha pasado tan desapercibida. Es la sensación que me ha dado a mí, que conste; a lo mejor en otros entornos la película lo ha petado o al menos se ha sabido de su existencia antes de aparecer en Prime Video. Aquí no hay cine.
Justo acabo de leer una nota de Matt Birchler en la que dice que «si quieres que tu película tenga una relevancia cultural, ponla en cines». Yo no termino de estar de acuerdo con esta afirmación, si bien sí veo obvio que los estudios más prolíficos y con más nombre siguen utilizando los circuitos tradicionales de distribución (aunque ya prácticamente todos tienen sus servicios de vídeo bajo demanda a toda vela e incluso Warner Bros Discovery le ha venido dando ventaja a HBO HBO Max Max, si bien dejó de hacerlo en 2022).
«Desmadre incluido» sí que ha pasado por cines, pero no ha sido el caso de «El Club del Paro». El cine «directo a vídeo» o «directo a TV» siempre ha existido, claro, y además ahora mismo esto no es necesariamente un indicativo de baja calidad ni nada parecido (de hecho Netflix y Apple TV+ han tenido una gran cantidad de candidaturas a los distintos premios del gremio).
Pero el problema es que ahora mismo, como acertadamente indica Matt Birchler, cualquier película «directa a streaming» se ve sepultada por una cantidad y variedad de contenidos absurda. Cualquiera pensaría que ser proyectada en un cine (o, secundariamente, ser programada por un canal de televisión, haya participado o no en la producción de esa película) le da un mínimo de caché o de importancia. Pero luego tenemos el caso de «La sociedad de la nieve» (aunque habría de ver cómo de relevante sigue siendo, y aparte es una película que sí que ha estado nominada a premios). Claro que no todas las películas pueden ser como esa.
Por el contrario con las series esto casi no ocurre. Incluso estamos acostumbrados a la exclusividad por ciertas plataformas de streaming (algo especialmente evidente en Apple TV+ y usado frecuentemente como gancho por estas para engatusar al usuario y que así se suscriba también a la suya). Igual que con el entretenimiento, si bien este es un género poco explorado en los servicios de streaming.
¿Qué opináis? ¿Veríais antes una película que ha pasado por cines que una película que no? ¿O una película que haya estado nominada o haya ganado algún premio? ¿O en realidad os daría igual?
Foto de Glenn Carstens-Peters en Unsplash
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