Es curiosa la dualidad que se da a veces al escribir en un blog o un perfil público con cierta audiencia: da un cierto pudor exponer tus pensamientos sobre un tema concreto a tanta gente, y a la vez que buscamos que toda esa gente los lean.
Esta situación se agudiza, además, cuando descubres que personas de tu vida real te leen. Y si esas personas son cercanas (familiares o buenos amigos) todavía más.
Lo curioso es que antes, cuando escribía en blogs comerciales y usaba Twitter, tenía una audiencia mayor por varios órdenes de magnitud, y no tenía este pudor. Muchas decenas de miles de personas leían textos que yo leo hoy y… no es que me avergüence de ellos pero sí que reconozco que no son mis escritos más brillantes.
Supongo que esto va con la edad y que es parte del proceso de maduración.